Ardora, el mar luminoso
Antes
era una leyenda, pero el fenómeno es tan real como la vida misma,
pues así lo han corroborado diferentes imágenes de satélites de la
NASA. Muchos testimonios de marineros – sobre todo del Índico - a
los largo de los siglos hablaban de un mar iluminado por un fulgor
azulado que hacía temer por una parte y obnubilarse por otro a estas
buenas gentes de la mar. Incluso Julio Verne en su mítica obra
“20.000 leguas de viaje submarino” hace mención del fenómeno.

Los
resultados del estudio, junto a las imágenes captadas fueron
publicadas en la prestigiosa revista de ciencia Proceedings of the
National Academy of Sciences y sus conclusiones se basaban en que las
aguas resplandecientes provenían de enormes poblaciones de bacterias
con capacidad fosforescente extendiéndose en todas direcciones y
pudiendo manifestar esa luminosidad durante varias horas e incluso
días. Según relata Steven Miller, científico del Laboratorio de
Investigaciones Navales, el mar luminoso fue detectado por primera
vez gracias al Satélite Meteorológico de Defensa que utiliza un
sensor que puede incluso captar emisiones mínimas de luz visible
imperceptibles para el resto de satélites de similares
características que orbitan nuestro planeta. Y es que la misión
principal de este satélite es la de la observación de formaciones
de nubes bajo la luz solar o lunar, y ha servido para la detección
nocturna de incendios, rayos y actividad humana en todo el mundo, es
decir, tanto terrestres como atmosféricas con la importancia que
tiene esto para la lucha contra todo tipo de catástrofes que asolan
nuestro mundo.
Más
específicamente, las conclusiones del estudio eran claras, el
fenómeno del mar de Ardora se debe a la luz emitida por grandes
masas de bacterias con características bioluminiscente llamadas
Vibrio Harveyi, las cuales se asocian a microalgas del plancton.
Tienen forma de varilla móvil y pueden vivir en temperaturas que
ronden entre los 4º C y los 35º C. Se suelen encontrar en mares
tropicales y es considerado un patógeno primario de animales marinos
incluyendo los corales gorgonias, ostras, gambas, langostas, róbalo
gigante, el rodaballo y el caballito de mar entre otros. También
produce una enfermedad llamada vibrosis luminoso que afecta a
langostinos peneidos cultivados para su posterior venta y consumo. Es
interesante reseñar que se han producido agrupamientos en masa de
estas bacterias luminiscentes, cuyo brillo ha llegado a ocupar cerca
de 6.000 millas náuticas cuadradas – unos 16.000 km2 -.

Autor:
Isidro Calderón Muñoz
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