Una ocultación estelar desvela las propiedades de Makemake, el planeta enano menos conocido
Los investigadores aplicaron una nueva
técnica para predecir ocultaciones desarrollada por el Instituto de Astrofísica
de Andalucía (IAA-CSIC) y movilizaron una red de dieciséis telescopios en el
hemisferio sur
El 23 de abril de 2011, un trabajo sin
precedentes de cálculo y coordinación culminaba con la observación del paso de
Makemake por delante de una estrella muy débil, tapando su luz, un fenómeno que
se conoce como ocultación y que ha permitido determinar con precisión el
tamaño, la forma y el albedo -o fracción de luz reflejada- de Makemake. El
trabajo, que ha desvelado que Makemake carece de atmósfera, fue liderado por
José Luis Ortiz, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) y sus resultados se publican esta semana en
la revista Nature.
Descubierto en 2005, Makemake gira en torno
al Sol en lo que se conoce como el cinturón de Kuiper, una región de objetos
helados situada más allá de la órbita de Neptuno. "Dado que apenas
conocíamos nada de Makemake, y no esperamos que haya una misión espacial a este
planeta enano en muchas décadas, nos volcamos en buscar y observar potenciales
ocultaciones por este cuerpo", comenta José Luis Ortiz (IAA-CSIC).
"Pero predecir y observar una
ocultación por un objeto transneptuniano es una tarea inmensa, casi titánica,
por lo extraordinariamente pequeños que son sus diámetros angulares y porque
sus órbitas no se conocen bien, ni tenemos posiciones de las estrellas
catalogadas con la suficiente exactitud. En algunos sentidos, es como atinar a
una mosca a unos cincuenta kilómetros de distancia con un láser poco más ancho
que la mosca", destaca el investigador.
Para vencer estas dificultades,
investigadores del Instituto de Astrofísica desarrollaron una metodología que
implica el uso de telescopios con gran potencia y campo de visión varias
semanas antes de que se produzcan algunas potenciales ocultaciones
preseleccionadas meses antes. Aunque complicado y trabajoso, este método
permitió predecir que la ocultación de Makekame se vería desde Chile con dos
semanas de antelación, periodo durante el que se estableció una red de
dieciséis telescopios, entre los que se encontraban el Very Large Telescope (VLT) y el New Technology Telescope (NTT), ambos del Observatorio Europeo
Austral (ESO).
La predicción resultó acertada y siete de
los dieciséis telescopios lograron captar la ocultación. Se trata de la primera
vez que telescopios gigantes han detectado una ocultación estelar producida por
un objeto transneptuniano.
La ocultación reveló que, a diferencia de
Plutón, Makemake carece de atmósfera. "No obstante -señala José Luis
Ortiz-, cabe la posibilidad de que pueda albergar zonas donde se forme una
atmósfera local, es decir, que podría tener una especie de atmósfera
tenue en una zona del planeta". El albedo de Makemake (77%) es superior al
de Plutón (52%) pero inferior al de Eris (96%), y se cree que el alto brillo de
este último se debe a que su atmósfera se condensó en la superficie,
cubriéndola de hielo. El albedo de Makemake sería coherente con la existencia
de una atmósfera parcial que hubiera colapsado sobre la superficie y producido
los dos tipos de terreno -unos más brillantes y otros más oscuros- que los
datos térmicos indican.
"Todo esto es consistente con la idea
de que la atmósfera de Plutón se produce por mecanismos de sublimación de los
hielos de la superficie y hace pensar que Makemake podría desarrollar una
atmósfera similar a la de Plutón cuando se acerque a su perihelio -es decir,
cuando al seguir su órbita muy elíptica llegue al punto de máxima aproximación
al sol-", concluye José Luis Ortiz.
Además de los datos sobre la atmósfera, los
investigadores han determinado con precisión otros parámetros de Makemake: la
forma que mejor se ajusta a las observaciones es una elipse con unos ejes de
1430 y 1502
kilómetros de longitud, y su densidad se hallaría en
torno a 1,7 gramos
por centímetro cúbico. Asimismo, la ocultación ha descartado la existencia a su
alrededor de satélites de más de doscientos kilómetros.
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