Los Katchina de los Hopi
Los
indios
Hopi
viven actualmente en una reserva india en Arizona. Su historia,
emparentada en la lejanía de los tiempos con los antiguosmayas,
se traspasa de generación en generación por transmisión oral.
En
Arizona está la reserva del pueblo Hopi, una tribu de indios
norteamericanos derivada de antiguas tribus de Mesoamérica. El
investigador Erich Von Däniken, en compañía de Joseph F. Blumrich,
por entonces director del departamento “Proyectos
y Construcciones” de
la NASA, visitó en 1970 al jefe Oso Blanco, un anciano miembro del
clan Coyotes y del tribunal tribal. El les
mostró en un barranco varios dibujos y garabatos rupestres que son
ocultados a los forasteros y que documentan la historia de su pueblo.
Al
igual que ocurre con aztecas y mayas, la
historia de los hopi conoce cuatro edad es del mundo,
y el tiempo en que vivimos nosotros es la cuarta edad.

Los
katchina conocían tres
categorías de sabios: los productores, los maestros y los guardianes
de la ley.
Los
primeros, coincidentemente con otras leyendas, creaban de forma
misteriosa diversos seres humanos. Nunca hubo contacto carnal. Las
mujeres elegidas quedaban encintas sin intervención de sus maridos.
Lo mismo afirman el Popol Vuh, la crónica básica de los
quiché-maya, y la Biblia cristiana. Algunos de estos “creados”
eran seres de gran sabiduría e inteligencia, “siempre
dispuestos a ayudar y nunca a destruir“.
Durante
la emigración de los hopi, los katchina utilizaron para ayudarles
tres métodos: “escudos
volantes“, o
vehículos celestes de los dioses, fueron utilizados para sacar a la
clase dominante y organizadora para preparar la nueva tierra
(Sudamérica); “grandes
pájaros” para el
transporte masivo y finalmente lanchas, canoas y otras embarcaciones
que los katchina guiaron de isla en isla evitándoles desviaciones de
rumbo.
En
los dibujos rupestres
de Oraibi, la colonia
más antigua de los hopi en Arizona, se ve una mujer sentada en un
escudo abombado hacia arriba, y debajo una flecha con plumas que
significa “velocidad“.
Al
llegar al nuevo continente, los indios se multiplicaron, formaron
tribus y se separaron en clanes. Algunos emigraron hacia el norte,
entre ellos los antepasados de los hopi, quienes recibieron este
nombre al llegar a Oraibi y ser aceptados allí. A su vez los hopi
formaron nuevas tribus que se establecieron en la alta montaña y la
selva virgen, de forma semejante a los aztecas e incas.
Los
katchinas impartían la enseñanza
La
tradición hopi habla
de la ciudad Palátquapi
(tierra roja) que sus antepasados erigieron en Centroamérica y que
figura como centro de las ciencias. Palátquapi tiene un edificio de
tres plantas que servía para la enseñanza. Se llega a él por una
escalinata en la que cada peldaño equivale a un grado más alto del
saber. En la planta baja se aprende la historia de su pueblo, en la
primera Historia Natural, incluida la composición de las materias
(química) y el respeto a la naturaleza, reverenciada en las
ceremonias hopi junto con el poder del ser deifico.
En
el tercer piso se enseña Astronomía, con todos los pormenores del
Sistema Solar. “Sabían
que la Tierra es redonda, que una arena extremadamente fina cubre
Marte, que no hay vida en Venus, Marte y Júpiter“.
Palenque
En
la ciudadmaya de Palenque
se alza un gigantesco edificio de tres plantas llamado El Palacio.
Ocupa una posición central y presenta aulas de distintos tamaños,
hay “agua corriente” y numerosos retretes de piedra. Una torre de
singular construcción bien podría haberse dedicado a la observación
astronómica, y bajo tierra existen galerías también con agua
corriente y sistemas de ventilación que podrían haberse dedicado a
laboratorios de química.
El
nombre de Palenque le viene a la ciudad por su proximidad a la aldea
de Santo Domingo de Palenque, de donde parten las expediciones para
su exploración desde el siglo XVI y actualmente las de turistas. De
ser cierta la transmisión de Oso Blanco, los
indios habrían transmitido el vocablo a los españoles, que
adaptaron Palátquapi a su lenguaje, dejándolo en Palenque.
Según el jefe indio, allí los dioses vivieron entre los hombres, lo que explicaría la ausencia en Palenque de las acostumbradas estelas pétreas que los mayas realizaban para recordar a los dioses. ¿Para qué recordarlos si aún estaban entre ellos? También podría explicar la existencia en los glifos de la ciudad de fechas que se remontan a miles de años antes de la existencia del pueblo maya: ¿acaso momentos señalados de aquel remoto éxodo?
Según
la historia del jefe hopi, la vida en Palátquapi fue feliz durante
siglos hasta que una
explosión demográfica hizo necesario fundar nuevas colonias,
se relajaron los lazos con la ciudad y se hicieron independientes.
La
doctrina de los katchina se había diluido en la masa popular que
apenas recordaban ya a sus mentores, quienes mucho antes habían
abandonado las ciudades.
Las
ceremonias religiosas perdieron fuerza y sentido, y cada tribu se
obsesionó con su propia creación, originándose nuevos dioses e
ídolos. Se fundaron nuevas colonias: el poderoso clan de la
serpiente se estableció en Yucatán y los Osos y Coyotes lo hicieron
mucho más al norte.
En
Hoteville, aldea hopi de Arizona, se celebra aún en febrero la
“ceremonia de la
serpiente emplumada“.
Aún hoy, se reconocen en Tikal frescos y símbolos del clan hopi.
Los
libros Chilam-Balam, fuente de la tradición maya, confirman lo dicho
por Oso Blanco: “Este
es el informe sobre el descenso de un dios, luego trece dioses y
luego mil dioses, que ilustraron a los sacerdotes de Chilam-Balam,
Xupán, Nauat…” y
“Semjasa enseñaba…
cómo se cortan raíces; Armargos, la anulación de los conjuros;
Baraqel, la observación de las estrellas; Kokabeel, astrología;
Ezeqeel, el estudio de las nubes; Arakiel, los signos de la Tierra;
Samsaveel, los signos del Sol; Seriel, los signos de la Luna…”
Los
Katchina
En
su reserva de Arizona, los
indios hopi mantienen aún la costumbre de elaborar máscaras y
muñecos que llaman katchina o kachina
y que siguen estrictamente la forma de elaboración y los mismos
“diseños” desde hace muchos siglos.
Estos
objetos deberían por tanto dar una idea del aspecto de los modelos
originales, los sabios que acompañaron a la tribu durante tanto
tiempo.
Algunas
de estas representaciones muestran claramente cascos o máscaras de
aspecto altamente tecnológico.
Otras
representan los llamados katchina
voladores, ataviados
con alas de plumas (posiblemente una representación “primitiva”)
y cascos integrales.
Sin
embargo, otros presentan máscaras demoniacas o con forma de
animales. Tal vez puedan interpretarse como personificaciones del
carácter de los katchina originales, o bien como simple
representación artística de una tecnología que escapaba a su
comprensión.
Fuente: http://oculto.eu
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