La extraña batalla de Los Ángeles
Uno
de los casos OVNI’s mas impactantes y enigmáticos de la historia
ocurrió a las 2:25 horas de la madrugada del 25 de febrero de 1942
cuando las sirenas antiaéreas fueron activadas en todo el área
metropolitana de la ciudad norteamericana de Los Ángeles,
California. El personal de la Guardia de Vigilancia Antiaérea tomó
posiciones mientras se procedía a ir apagando paulatinamente la
ciudad. Miles de soldados se dirigieron con premura a sus puestos, y
la población, presa del pánico, salía de sus camas hacia la calle
buscando de manera desordenada un refugio para sobrevivir al
bombardeo que se iba a producir. Nos encontramos en plena Segunda
Guerra Mundial y los Estados Unidos acaban de entrar en el conflicto.
La sociedad norteamericana tenía muy presente el ataque japonés a
Pearl Harbour el 7 de diciembre del año anterior, y aunque había
deseos de venganza por aquel “Día de la Infamia”, lo cierto es
que se respetaba y se temía el poder militar del Imperio del Japón.
La
unidades antiaéreas habían recibido un comunicado sobre un avión o
un grupo de aviones acercándose a la ciudad y no había ninguna
constancia de vuelos civiles o militares norteamericanos aquella
noche. No se podía pensar otra cosa, la guerra había llegado a
suelo continental y los “japos” comenzaban sus ataques. Sin saber
exactamente a lo que disparaban pero entendiendo que algo se
encontraba sobre su vertical, la 37ª Brigada de Artillería Costera
comenzó a descargar munición y a localizar con sus grandes focos
aquella o aquellas aeronaves “supuestamente enemigas”. Durante
una hora dispararon con todo lo que tenían sobre el incierto
objetivo, percatándose que fuera lo que fuera se mantenía inmóvil
sobre sus cabezas y sin sufrir daños aparentes.
La
alarma antiaérea no cesó hasta las 7:21 a.m., es decir, tuvo una
duración de nada menos cinco horas. Cuando amaneció y ya había
suficiente luz se pudo comprobar que no se había derribado ningún
tipo de aeronave, además, desgraciadamente, hubo tres muertos a
causa de cartuchos caídos del cielo producto de la artillería
antiaérea a lo que había que añadir otros tres fallecimientos a
causa de ataques al corazón productos del pánico. Todo ello sin
mencionar, los numerosos destrozos en casas y negocios producidos
también por los impactos de los cartuchos. Miles de testigos del
evento describieron la nave enemiga como un gran objeto que
permaneció durante un gran periodo de tiempo sobre la ciudad sin que
los disparos le afectaran en lo más mínimo. Otros decían que no
era solo un objeto, sino un grupo de ellos y que anteriormente no
habían visto nada igual. Lo que puso de acuerdo a todos es que lo
que fuera aquello poco a poco se fue desplazando lentamente y sin
ningún daño hacia Santa Mónica y Long Beach, para desaparecer
después tras un largo intervalo de tiempo. Es importante hacer
hincapié que lo que había sobrevolado Los Ängeles aquella noche no
era ningún avión japonés conocido ni ninguna aeronave comercial
norteamericana, eso estaba más que comprobado.

No
constaba que algún avión enemigo fue derribado durante el suceso y
que Japón fuera el autor del aquella incursión, además, ningún
avión del Comando Aéreo recibió la orden aquella noche de intentar
interceptar aquel objeto o grupo de objetos aún cuando estaban en
alerta máxima debido a la alerta imperante, esta orden fue
incomprensible. Posteriormente se explicó el hecho aduciendo que el
mismo había sido provocado por algún globo meteorológico, reflejos
de planetas, etc.
La
imagen mas conocida de lo ocurrido aquella noche es la de los nueve
haces de luz apuntando directamente a lo que parece un objeto
semiesférico. La imagen, no es muy nítida pero deja entrever que lo
que parece un objeto puede ser en realidad el punto de encuentro de
todas las proyecciones de luz, produciéndose una zona sobre
iluminada. Los puntos de luz que se observan son las explosiones en
el cielo de los proyectiles de las baterías antiaéreas. De todas
formas, el misterio sigue abierto setenta años después.
Autor:
Isidro Calderón Muñoz
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