Casas Encantadas, presencias invisibles



Por Bruno Cardeñosa


"Yo no sabía nada de la habitación, pero lo cierto es que una noche que me tocó sentí
la opresión de otra presencia. La sentía continuamente en la ventana, intentando abrirla
como si no pudiera hacerlo. No me podía quedar dormida porque me parecía cuando
estaba en duermevela que alguien se inclinaba sobre mí. Pensé que eran mis nervios y
una mala pasada de mi imaginación, pero resulta que al comentárselo a una
compañera, ésta me dijo inmediatamente: 'has estado en las 5l0. Allí sucede algo. No
eres la única a la que le ha pasado' ".

Esto es lo que contaba una de las azafatas de la compañía Aviaco que diariamente se
alojan en el mítico hotel Corona de Aragón, hoy Melia Corona. Aseguran que la
habitación 5l0 está encantada. Muchas no han sido capaces de pasar la noche allí, en
medio de terroríficas voces y llantos de ultratumba. En este hotel, como muchos
lectores recordaran, fallecieron 79 personas en 1981 como consecuencia de un
pavoroso incendio. Quién sabe, pero quizá los inquilinos de las 510 no pudieron salir
del "coloso en llamas" y perecieron calcinados. Quince años después, sus espectros
siguen morando en la habitación, buscando abrir las ventanas que aquel trágico día
parecían selladas por el fuego abrasador, convirtiendo aquella y otras habitaciones en
crematorios para vivos.

Fascinante misteriso

La imagen del Melia Corona está lejos, sin duda, de clásica imagen de una casa
encantada. Allí no hay fríos salonesni enigmáticas y solitarias estancias. Ni escaleras
de mármol interminables con frondosas telarañas de lado a lado. Aunque a qué
negarlo: las mansiones victorianas y los castillos ingleses siguen siendo el escenario
preferido por las "presencias invisibles" para aposentarse y campar a sus anchas.

Tampoco es cierto el mito que asocia a las casas encantadas con el siglo XIX. Cientos
de años atrás, Plinio el Joven, en su Libro VII (Carta 27) habla de una casa muy
barata comprada por el filósofo Atenodoro. Durante su primera noche oyó un ruido
persistente, muy similar al de unas cadenas arrastrándose por el suelo. También
presenció curiosos fenómenos ópticos y comprendió por qué su anterior inquilino,
aludiendo a "misteriosos acontecimientos", se había desembarazado tan rápidamente
de la vivienda. Otros textos clásicos hablan del encantamiento del templo de Minerva,
en donde por las noches se oían quejidos que algunos asociaban a la muerte por
emparedamiento del un general lacedemonio, Pausanias. Ya entonces Platón alegó
en pro de la supervivencia tras la muerte. "A veces, almas errantes -escribió-encantan
tumbas y monumentos, donde a veces son vistos tales fantasmas".

2.500 años después, el desaparecido investigador Scott Rogo, baluarte de la moderna
parapsicología, afirmó que "un lugar encantado puede definirse como cualquier edificio
habitado en el que se producen sin cesar brotes de fenómenos psíquicos, es decir,
apariciones, ruidos, movimiento físico de objetos, voces, corrientes de aire, incluso

sensaciones subjetivas extrañas. Por regla general, a lo largo del tiempo, estos efectos
serán observados por más de un ocupante o visitante de la casa".

Ahora bien, cabría diferenciar lo que es una "casa encantada" de un poltergeist. Según
el investigador brasileño André Perciá, la principal diferencia entre uno y otro
fenómeno estriba en que los poltergeist parecen estar ligados a un agente o "foco"
determinado tras una investigación, mientras que los fenómenos acaecidos en una
"casa encantada" se producen independientemente de los sujetos que la habitan. En
este mismo sentido, autores de la obra Poltergeist (Londres, 1979), añadían una serie
de diferencias más: mientras los poltergeist no suelen sobrepasar el año de duración y
son fundamentalmente diurnos, la fenomenología asociada a las "casas encantadas",
que incluiría además apariciones fantasmales, dura más de un año y es eminente
nocturna.

Rogo investigó decenas de casos de "encantamientos" e incluso llegó a vivir en una
casa encantada entre 1972 y1974. En una de sus obras, An experience of Phantoms,
narra los acontecimientos que le tocó vivir en aquella pequeña vivienda californiana de
Canoga Park. Los hechos comenzaron el l6 de abril de 1972, en ausencia del
prestigioso investigador, cuando su compañero de piso, Carlos Romero, se
encontraba escuchando música en la cama. De pronto, la puerta de madera de su
habitación se abrió y oyó como unas invisibles pisadas avanzaban con paso firme
sobre el parqué de la vivienda. Durante los siguientes días, la cama de Rogo sufrió
violentas sacudidas. Fue el comienzo de una laga serie de fenómenos: música de
cuerdas de violín tocadas al azar en medio de la noche, voces desconocidas,
desaparición misteriosa de objetos y ruidos sordos procedentes de ningún sitio.
Descubrieron que, tiempo atrás, la casa había estado habitada por un ministro
protestante que convirtió el estudio de la en una capilla destinada a la celebración de
bodas. Rogo, ante este precedente, se preguntó: "¿Percibíamos nosotros las huellas
de las intensas emociones vinculadas a la capilla?"

Las primeras investigaciones

En 1882, un grupo de hombres de ciencia deciden fundar la S.P.R. (Sociedad para la
Investigación Psíquica) en Londres. Por aquel entonces Europa asistía al auge del
espiritismo, que había logrado a interesar tanto al vulgo como a los intelectuales. La
SPR pretendía investigar meticulosamente algunos de los misteriosos fenómeno que,
normalmente al amparo del espiritismo, se producían cada vez con mayor intensidad.
Una encuesta de la sociedad concluyó que el 10 % de la población había tenido alguna
vez una experiencia inexplicable. Entre las célebres e intrépidas primeras
investigaciones destacó el estudio una presunta casa encantada del sur de Inglaterra,
en la playa de Brighton.

Los fenómenos se había iniciado en 1882, cuando la joven L. Morris se traslada a vivir
al lugar. Eran sucesos casi infantiles: varias veces al día alguien parecía llamar a la
puerta de su casa; cuando abría, no había nadie tras el umbral. Tras tres años todo se
complicó: desconectada la campanilla de la puerta, esta seguía sonando, asustando y
erizando el vello de la joven y sus sirvientes. Tras las apariciones de una mujer con
"cara triste y pálida", la señorita Morris abandonó la encantada vivienda. Un año
después fue alquilada por una mujer viuda y sus dos hijos. Los nuevos inquilinos se
vieron obligados a convivir con lamentos, sollozos, golpes de incierto origen y una voz
que -en una ocasión-dijo:"¡Por favor, perdóname!". Seis meses después, la señora


Gilby abandonaba la casa, no sin antes haber vuelto a ver el espectro de la "mujer
pálida".

El momento fue aprovechado por la SPR y, uno de sus destacados miembros, G. A.
Smith, se mudó al lugar junto a su esposa. Durante los trece meses de estancia, el
timbre de la puerta siguió sonando sin causa y una serie de ruidos sordos "similares a
martillazos" rompía a diario la escasa monotonía de los Smith, que religiosamente
anotaban en su diario los fenómenos. El más desconcertante de ellos ocurrió la noche
del 15 de diciembre, cuando la guitarra que colgaba de la habitación del investigador
emitió tres notas musicales sin que nadie la tocara. "¿Has oído eso?", preguntó la
esposa de Smith. No hubo tiempo para la respuesta, pues casi instantáneamente la
guitarra volvió a sonar, repitiendo en dos ocasiones las tres mismas notas. Más de 100
miembros de la Sociedad pasaron por allí, dando fe de los enigmáticos sucesos.

Por aquel entonces, otra presunta "casa encantada" de Tyneside, al norte del país,
había interesado a los estudiosos británicos. La familia Procter, que habitaba la
residencia, adyacente a la fábrica de harina de Willington Mill House, comenzó a asistir
a los desconcertantes fenómenos desde el otoño de 1834, cuando su tranquilidad se
truncó como consecuencia de silbidos, pasos y relojes que sonaban sin causa
aparente. Las camas llegaron a levitar; los objetos se movían de su sitio; un blanco
rostro apareció en la barandilla de la escalera y el espectro de una mujer ataviada de
blanco -y transparente como la niebla-se asomaba a una ventana de la casa. Los
Procter la abandonaron trece años después, hartos y atemorizados. Los siguientes
inquilinos, según las investigaciones de la SPR, también asistieron impotentes a los
fenómenos. La casa fue finalmente demolida en 1890. Sus ruinas enterraron el
misterio, pero también la explicación a los desconcertantes fenómenos.

La casa más encantada de Inglaterra
Según el investigador Harry Price -a la sazón el más importante estudioso de "casas
encantadas" que jamás haya existido-, la hoy día calcinada rectoría de Borley ha sido y
sigue siendo, según las últimas investigaciones-, el lugar más encantado del Reino
Unido. Veamos:

1863: el reverendo Henry Bull finaliza la construcción de la rectoría de Borley, en el
británico condado de Essex. La recién estrenada mansión victoriana iba a convertirse,
sin que siquiera pudiera imaginarse, en una "puerta al misterio". Sus primeros inquilinos
comenzaron a relatar como el "espectro" de una monja se paseaba por los jardines
hacia un cenador octogonal. En el interior del edificio de ladrillo, los pastores
denunciaron apariciones de una "dama de blanco" y un "hombre descabezado". Ruidos
de coches inexistentes, pasos arrastrándose por el suelo de madera y fuertes golpes
completaban el círculo fenomenológico. El influjo del lugar aumentó tras el fallecimiento
del reverendo Bull, cuyo espectro se aparecía en repetidas ocasiones, vistiendo la
misma chaqueta gris que portaba al morir.

1930: la casa es ocupada por otro reverendo, Lionel Foyster, y su mujer Marianne.
Precisamente a nombre de esta joven iban dirigidas una serie de notas escritas por una
entidad desconocida pidiendo ayuda para llevar paz a su espíritu. Era Marianne,
precisamente, la más afectada por los fenómenos. Una noche, la presencia invisible la
tiró de su cama, la abofeteó y apunto estuvo de perecer asfixiada contra el colchón...
Foyster comprendió muy pronto por qué Guy Smith, el anterior inquilino, había durado


un sólo año en el edificio, acosado por los misteriosos fenómenos. Harry Bull, hijo del
fundador de la rectoría, ya había sido testigo, hasta su muerte en 1927, de
innumerables fenómenos misteriosos. Hasta un total de 2.000 sucesos extraños habían
sido registrados allí, según la recopilación realizada por los investigadores.

1935: La rectoría quedó nuevamente vacía. Price, que venía investigando los sucesos
desde hacía seis años, aprovechó la coyuntura y se mudó allí formando un equipo de
48 colaboradores que -día y noche-investigaron el lugar. Las notas -los misteriosos
escritos que parecían formar un puzzle poco a poco-comenzaron a tomar más sentido.
A través de ellos y de una sesiones de oui-ja conducidas por Price, se manifestó una
mujer identificada como Marie Lairre, que aseguró haber sido estrangulada en la
bodega de la casa por Henry Waldegrave, su marido. En una de las sesiones Marie
Lairre hizo una predicción catastrófica: la rectoría iba a arder...

Medianoche del 27 de febrero de 1939: El capitán W. H. Gregson ocupaba entonces la
rectoría, después del tiempo en que la habitó Price. Mientras desembalaba libros una
lámpara de aceite, si que nadie la tocara, cayó. El furibundo fuego se extendió veloz,
quedando sólo en pie la fachada de ladrillo del edificio, como mudo testigo de un
encantamiento sin explicación.

En 1970, el investigador Ronald R. Rusell y un equipo del Grupo de Investigaciones
Parapsíquicas, inició una sofisticada investigación en el lugar, especialmente en la
iglesia de Borley, cercana a las ruinas. Descubrieron que seguían produciéndose
fenómenos extraños como ruidos, golpes y apariciones en torno al misterioso altar de la
iglesia. Y una última nota: durante unas excavaciones en 1943 en el subsuelo de la
derruida bodega aparecieron restos fósiles de un cadáver. El cráneo fue examinado por
forenses, concluyendo que pertenecían a una mujer joven, de unos treinta años. Las
lesionen denotaban una muerte violenta...

Impregnación psíquica

Los casos del Hotel Corona de Aragón o de la Rectoría de Borley son el botón de
muestra de lo que es una "casa encantada". Tras una desgracia, los fenómenos
anómalos se repiten, insistentemente, como si los hechos, a otro nivel, quedaran
registrados para siempre.

Hans Bender, parapsicólogo alemán de enorme prestigio, formuló su hipótesis tras la
investigación de un lugar encantado en Alemania, el castillo de Wildenstein. Los
fenómenos misteriosos ocurridos en dicho castillo eran de lo más diverso: música que
surgía de las paredes, estruendos en el vacío, apariciones de figuras evanescentes,
llantos infantiles... El castillo, a lo largo de generaciones, había sido escenario de
eventos emocionalmente intensos. Bender, entonces, afirmó que "debemos suponer
que algún suceso o acción que provoca fuertes emociones en las personas implicadas,
crea una atmósfera vinculada al propilo lugar e independiente de la gente, que origina
fenómenos paranormales o favorece su desarrollo".

Los investigadores creen, además, que la esencia que provoca los fenómenos puede
estar ligada a las personas que los presencian, cuando éstas parecen estar dotadas de
una especial sensibilidad. Milian Ryzl, bioquímico checo, aseguró que "en el caso de
fantasmas ligados a cierto lugar, las personas sensitivas pueden seguir viendo en
realidad a los participantes en una escena ocurrida en aquellos sitios donde ocurrieron


sucesos cargados emocionalmente de contenido dramático. Estas apariciones serían
producto de las huellas psíquicas ligadas a ese lugar".

Así pues, hechos trascendentales podrían quedar "impresos" en lo que el filósofo de
Oxford H.H. Price describió como un éter psíquico al que la sensibilidad de ciertos
individuos podría acceder. Jaume Bordas, investigador catalán especializado en casas
encantadas y poltergeist, ilustra este hipótesis con una metáfora: "Es como un mechero
de gas. Para que funcione, hace falta el gas, pero también la piedra que produzca la
chispa que lo encienda. Y la piedra son las personas muy sensibles". Pero la duda,
ahora, es la siguiente: ¿Captan las personas sensibles mediante retrocognición los
hechos ocurridos como si se tratara del un film o la "presencias invisibles" tienen vida
propia, requiriendo de la persona sensible para dejarse notar?

Los espiritistas y ocultistas aseguran que en dichos lugares, amén de las fuertes
vivencias acecidas, siguen morando las almas de quienes vivieron, sufrieron o
fallecieron allí. Hans Holzer, investigador norteamericano, llama "duendes" -cuyo
significado etimológico dista mucho del que se le atribuye-a esas presencias. Tras sus
investigaciones afirmó que "un duende es el recuerdo emocional superviviente de una
persona que ha fallecido trágicamente y que no logra liberarse del trastorno emocional
que le ata al lugar de su óbito. Un duende, un fantasma, no suele saber que ha
fallecido. No está enterado del paso del tiempo ni de la gente que le rodea, o lo sabe de
una manera confusa. Al revivir su agonía final una y otra vez, un fantasma de esa clase
se asemeja a la persona psicopática que vive fuera de la realidad o es incapaz de
librarse de su estado. Sólo cuando se establece contacto con el a través de un médium
en trance, dirigido por un investigador competente, existen posibilidades de que el
infeliz duende pase a lo que el doctor Rhine ha llamado "el mundo de la mente, el
mundo no físico al que todos vamos cuando la muerte es normal".

Lugar y testigo son, pues, los parámetros fundamentales en los casos de
encantamientos. A veces, la compenetración entre la presencia invisible del lugar y el
sujeto es tan grande que el segundo parámetro acaba "poseído" por el primero. Quizá
muchos lectores recuerden las escenas de la película El Ente, en la cual una mujer se
convulsionaba por una fuerza que la poseía tras unos hechos vividos en su domicilio.
Pero tal y como se advierte en los créditos de la producción norteamericana, los
sucesos correspondían a un hecho real, investigado en 1977 por la Universidad de
California (UCLA). La víctima, Carla Moran, vivió en su domicilio de San Diego una
serie de fenómenos típicos de "casa encantada", que se centraban en su entorno físico.

Howard Lond, psiquiatra de dicha universidad condujo al laboratorio de UCLA a la
víctima. Allí, la presencia que se manifestaba en su domicilio y que se apoderó de su
cuerpo físico, la zarandeó e incluso una silueta espectral fue fotografiada cerca de ella.
Tras los ataques, tres científicos examinaron el cuerpo de Carla descubriendo el pecho
arañado y partes de su cuerpo contusionadas. A veces, la casa en sí, como soporte
físico, es la que ejerce el influjo negativo sobre sus huéspedes. Andrew Green, en su
obra Nuestro Reino Encantado, informa acerca de una casa Ealing. Allí, desde finales
del siglo pasado se han suicidado, por los más diferentes motivos, un total de 20
personas, como si el lugar invitara a sus inquilinos a poner trágico fin a sus existencias.
Todo comenzó en 1886 cuando la joven Ann Hinchfield saltó al vacío desde una torre
de la vivienda a diez metros de altura, quitándose la vida. Su espectro, aseguraban los
inquilinos, se dejaba notar en diferentes ocasiones y fue fotografiado por un joven de


12 años en 1944 asomado a una de las ventanas del inmueble cuando éste se
encontraba vacío.

Animales domésticos en escena

Este negativo influjo de la "casa encantada" por sí misma nos lleva a otro caso no por
más inocente menos sugerente. Robert Laffont, estudioso francés de "mansiones
malditas" informa en su obra Ces maisons qui tuent de un antiguo castillo que servía de
comandancia templaria en Monfort-sur-Argens (Var) cuyas torres son la morada de
numerosos pequeños pájaros. Todas las torres, salvo la oeste, resultan apacibles para
los colibríes. En esa torre oeste los pájaros parecen volverse locos, histéricos y fruto de
ese influjo golpean contra los muros su cabeza hasta quitarse la vida.

Los animales -y no es este un tópico al uso-parecen especialmente dotados para
percibir a las aquí denominadas "presencias invisibles". Grahan Watkins, investigador
de la Fundación de Investigaciones Psíquicas, decidió hacer un pequeño experimento
mientras investigaba una casa encantada en Kentucky, introduciendo en la habitación
donde se centraban los fenómenos un perro, un gato, una rata y una serpiente:

"Cuando se consiguió que dos o tres patas del perro entraran en la habitación, el
animal se puso a gruñir y se echó hacia atrás. Ningún tipo de caricias consiguió impedir
que se debatiera para salir y que rehusara en entrar de nuevo. El gato penetró en la
habitación en brazos de su dueño. Cuando hubo avanzado, saltó al hombro de su amo,
husmeó y se lanzó al suelo, orientándose a una silla vacía en un rincón de la
habitación. Pasó varios minutos maullando, bufando y mirando con fijeza a la silla,
hasta que se lo llevaron. Luego se introdujo una rata de laboratorio, dedicándose a dar
vueltas sin mostrar señal alguna de alteración... Por último se colocó la serpiente en el
centro de la habitación en su pequeño terrario de frío. En seguida adoptó una posición
de ataque, enfrentándose a la misma silla que atrajo la atención del gato. Un par de
minutos después, desvió lentamente la cabeza hacia la ventana, se detuvo, se
balanceó hacia atrás y, al cabo de cinco minutos, volvió a adoptar la posición de alerta.
Al llevarlos a otra habitación no relacionada con la tragedia pasada, ninguno de los
cuatro animales tuvo una respuesta perceptible".

Ciudades encantadas

Tal y como afirmábamos anteriormente, el fenómeno de las "casas encantadas" escapa
a cualquier cuadriculación científica. Tanto que en ocasiones podemos -incluso-hablar
de ciudades enteras encantadas. La capital del encantamiento es, indiscutiblemente,
Londres. Los investigadores han llegado a catalogar hasta medio centenar de casas
encantadas, la mayoría locales públicos. Uno de los más conocidos es el caso del
Theatre Royal de Drury Lane. Dentro de sus viejos muros, que contemplan más de
trescientos años de interpretación, se han registrado apariciones de siete espectros
diferentes. Pero al contrario que en otros muchos casos, algunos de estos espectros
han resultado serviciales y positivos. La actriz Betty Jo Jones no olvidará, mientras
viva, aquella representación de Oklahoma!.

Todo le estaba saliendo mal, y el público que había asistía impertérrito, no había reído
ni una sola de las gracias de la actriz estadounidense, hasta que Betty sintió dos
fuertes manos sobre sus hombros empujándole hacia las candilejas. Las manos
invisibles corrigieron su postura y guiada por ellas prosiguió su papel, despertando
sonrisas y aplausos del respetable. Para el crítico W. J. MacQueen Pope, vinculado


hasta su muerte al Dury Lane, aquella auxiliadora presencia correspondía al difunto
Joe Grimaldi, celebrado payaso que hizo las delicias del público del teatro en la
primera mitad del siglo XIX. Sin embargo, el encantamiento del teatro se asocia a su
aparecido más ilustre, el llamado "Hombre de Gris", cuya identidad fue asociada al
esqueleto de una persona que apareció dentro de uno de los muros del teatro, justo en
el mismo lugar en donde los testigos aseguraban ver salir al errante. ¿Correspondía el
cuerpo a una de las víctimas del malvado ex-administrador del teatro Christopher
Rick?

Pierre L'Efant construyó una ciudad urbanísticamente perfecta con el objetivo de ser la
capital de nación más importante del mundo. La majestuosidad de Washington es
contradictoria: ciudad luminosa, armónica pero a la vez misteriosa, teñida de enigma y
arcanos. El emblemático Capitolio preside un elenco de casas encantadas. Sus dos
espectros más observados son los de los Joseph G. Cannon y Champ Clark. En
diversas ocasiones guardias de seguridad escucharon ruidos de martillazos en el
estrado presidencial, y en una de ellas, tras los ruidos, los guardias vieron en actitud de
enfrentamiento a ambos. En vida, curiosamente, sus afrentas fueron continuas.

Otros famosos aparecidos son los de los ex-presidentes Quincy Adams o James
Garfield. Otro de los edificios emblemáticos, la Casa Blanca, también parece ser el
escenario de un "encantamiento". La risa fuerte y gutural procedente del Dormitorio de
la Reina dicen que es muy similar a la de Andrew Jackson. Lilian Rogers, una
sirvienta que trabajó treinta años en la casa presidencial, vivió en esa misma habitación
un extraño suceso durante el mandato de Eisenhower. "Tenía la fuerte sensación de
una presencia cercana que me inundaba de frío. Salí de aquella habitación y no
terminé la colcha que estaba arreglando hasta tres años después", afirmó la señora
Rogers. Los mismos trabajadores de la Casa Blanca también han oído en ocasiones el
sonido de un violín, precisamente la afición que cultivó otro presidente, Thomas
Jefferson. The Octogon House, Halcyon House o Lafayette Square son algunos otros
emblemáticos edificios encantados de la capital norteamericana.

Otras grandes capitales, como es el caso de Madrid, no se quedan atrás. La prensa de
medio mundo se hizo eco, en la primavera de 1990 de los fenómenos que acaecían en
el Palacio de Linares, en plena Plaza de Cibeles. Investigadores y periodistas pudieron
comprobar por sí mismos la autenticidad de las "sombras", "psicofonías" y "misteriosos
sonidos" que en medio de la noche convertían al palacio -hoy Casa de América-en un
lugar tétrico, y sin duda encantado, a pesar de que el fraude también tomó cuerpo al
amparo de los sucesos.

La principal divulgadora de los suceso no sólo se conformó con divulgar presuntas
psicofonías obtenida en el Palacio, sino que fue procesada por haber librado un cheque
sin fondos. Algunos "cazafantasmas", desgraciadamente, campan a sus anchas
impunemente tras este tipo de sucesos. Famosas son también los sucesos de la "Casa
de las siete chimeneas" -en donde se han oído gemido y dice haberse visto pasear el
espectro de "una bella mujer vestida de blanco"-o "la casa del duende" en la calle
Conde Duque, en donde se oyen fuertes golpes y se desprenden cuadros.

El caso del "duende" de Zaragoza

Durante las últimas semanas de 1934, la capital del Ebro vivió pendiente de los
singulares sucesos que acaecían en una vivienda burguesa del centro de la ciudad, en


el segundo piso del número 2 de la calle Gascón de Gotor. Todo empezó a mediados
de septiembre cuando, a primerísima hora de la mañana "una carcajada que salía de
las paredes" levantó a todo el inmueble. Al día siguiente, en el fogón de la cocina del
segundo derecha, habitado por la familia Grijalba, una voz, que surgía de las mismas
entrañas de la citada cocina saludó a la sirvienta, Pascuala Alcocer. Desde ese día, la
voz no dejó de manifestarse.

Al cabo de unas semanas, los habitantes del pido tuvieron que ceder ante los rumores
y en una histórica escueta nota de prensa, El Noticiero de Zaragoza, en su edición del
22 de noviembre dio a conocer el suceso. Pocas horas después, cientos de vecinos se
agolpaban ya a las puertas del edificio. Días después, la prensa de medio mundo
reflejaba en sus respectivas ediciones los acontecimientos de lo que fue bautizado
como "El duende de Zaragoza".

La "voz" era capaz de predecir acontecimientos, ver todo lo que ocurría en la cocina e
incluso, de mantener conversaciones con los vecinos, agentes de seguridad y curiosos
que pasaban por la cocina. El comisario Pérez de Soto inició una investigación dirigida
por los jueces Luis Fernando y Pablo de Pablos. Otero Mirelis, gobernador civil de
Zaragoza, impuso la censura sobre los hechos y se distribuyó la hipótesis de que la
criada, Pascuala Alcocer, era la que provocaba los fenómenos mediante ventriloquia
histérica inconsciente, una patología que, por cierto, no se encuentra tipificada en
psiquiatría. Sin embargo, la voz se había dejado oír, en numerosas ocasiones, cuando
la criada no sólo estaba ausente del inmueble, sino del edificio. Finalmente, las
autoridades cerraron el asunto sin dar más explicaciones. Nunca, ni entonces ni ahora,
hubo explicaciones satisfactorias a los hechos.

Pasados más de sesenta años aún quedan testigos vivos de los sucesos. Uno de ellos,
niño entonces, es Arturo Grijalba, que aún recuerda vivamente la voz: "Era natural, se
limitaba a decir buenos días camaradas. Si era alguien el que le preguntaba, no
contestaba. Si era algo que podía adivinar, entonces sí. Por la noche se despedía sin
molestar a nadie, sin tocar a nadie, sin hacer ruidos... Su vocabulario era conciso,
potente y rudo. Era una voz varonil, aunque hay quien decía que si era de mujer. Creo
que correspondería a una persona de 40 o 50 años".

Como testigo mudo, sobre las ruinas de la casa del duende se edificó un moderno
inmueble cuyo nombre, en letras doradas, reivindica un pasado como sello paranormal:
"Edificio Duende".

En busca de una solución

Una seria investigación debe tratar de descartar, en principio, la asociación de los
sucesos a una persona que, inconscientemente, provoque los fenómenos. En tal caso,
nos encontraríamos ante un fenómeno de poltergeist o "psicokinesia espontánea
recurrente". A su vez, los casos de fraude se cuentan a cientos. Por medio de trucos de
prestidigitación ciertas personas son capaces de reproducir cualquier fenómeno
anómalo. Por su parte, hay una larga serie de fenómeno físicos que pueden llevar a
engaño. Asentamientos en edificios, ruidos de cañerías o conductos de gas bloqueados
pueden provocar presuntos raps (nombre que en parapsicología se da a los ruidos de
origen desconocido) que con una dosis suficiente de sugestión pueden convertir
cualquier vivienda en una casa encantada.


G. W. Lambert, en 1960, hizo un estudio de los lugares encantados en Londres
descubriendo que muchas de ellas estaban construidas sobre pequeños arroyos o
junto a corrientes subterráneas. Y fue aún más allá: "Cuando llegan las épocas de
lluvia, los fenómenos se hacen más intensos", insistió. A pesar de ello, sus
explicaciones no sirven, en absoluto, para aclarar la totalidad de los fenómenos que se
producen en las "casas encantadas". Curiosamente, en un apéndice del Rituale
Romanum publicado en Madrid en 1631, las autoridades eclesiásticas contemplan una
especie de ritual de exorcismo para liberar de presencias invisibles a casas
encantadas, pero jamás ha sido utilizado, al menos, con autorización eclesiástica. En
algunos casos, eso sí, algunos sacerdotes han acudido tratando de liberar las casas de
sus espectros.
En Hampstead (Londres), un reverendo inglés de corte tradicionalista, J. C. Neil-Smith,
asegura haber utilizado rituales de exorcismo en casas con resultados positivos. Para
él, no es otra causa mas que el alma de los muertos lo que "encanta" una casa: "Opino
que el alma de quien fallece por causa natural abandona el cuerpo para dirigirse a otro
lugar. Ahora bien, cuando la muerte es violenta el alma queda atrapada en nuestro
mundo". Y hay que "invitarla" a partir, asegura el clérigo londinense.

Tal y como señala Scott Rogo, en los casos de poltergeist los exorcismos -aunque
sean puro teatro-actúan con efecto placebo. Pero en el caso de las "casas
encantadas", el asunto es más complicado. Otro prestigioso estudioso, Peter
Underwood, no parece estar tan convencido de la aplicación de exorcismos: "No creo
que sea necesario ni adecuado para la mayoría de estos casos. Permítaseme decir que
he estado presente en ocho exorcismos y en todos ellos el ritual ayudó a los habitantes
de la casa, pero no tuvo un valor perdurable en lo que al embrujamiento se refiere. No
quiero decir que nunca hayan tenido éxito; soy consciente de algunos convincentes
relatos donde los exorcismos libraron por completo a alguna casa de influencias
perturbadoras, pero yo no he participado en ningún caso así".

Quizá algún día se encuentre la respuesta a este desconcertante misterio, relacionado,
sin duda, con el universo desconocido que rodea al hombre, a su mente y quizá, a la
supervivencia tras la muerte. Dudas tan antiguas como las búsqueda del conocimiento.
No erró Conan Doyle al afirmar que "entre todas las cosas que el hombre llegará un
día a conocer, la última será él mismo".

28 días de terror

13 de noviembre de 1974: En el número 112 de Ocean Avenue, en Amityville (Nueva
York), Ronald DeFeo asesina a sus padres y cuatro hermanos. Según su propias
palabras, el mismo demonio le obligó a cometer el parricidio.

l8 de diciembre: "Váyase", pareció decir aquella voz que el padre Mancuso no supo
de donde procedía. El reverendo bendecía la vivienda del crimen para sus nuevos
propietarios, George y Kathy Luzt. De regreso a su domicilio, el clérigo asistió a una
serie de inexplicables hechos: su coche se paró, y el parabrisas comenzó a funcionar
alocadamente.


21 de diciembre: Se producen las primeras anomalías. La puerta del cobertizo se
abrió, sin que nadie la tocara y el perro persiguió a una presencia invisible.

22 de diciembre: Los inodoros de los servicios aparecen teñidos por un líquido negro
que supura un hedor insoportable.

25 de diciembre: George, por séptima noche consecutiva se levanta a las 3.l5 de la
madrugada sobresaltado. Curiosamente, la misma hora del parricidio del mes anterior.
Todo empieza a tomar un significado... un crucifijo que se volvió del revés, una nube de
moscas en la casa o el constante repiqueteo del teléfono sin que operara llamada
alguna.

1 de enero de 1976: La familia Lutz se levanta sobresaltada y helada. Todas las
ventanas del domicilio habían aparecido abiertas. Cuando esto ocurre, ven una hamaca
moverse, como si alguien estuviera balanceándose en ella.

6 de enero: A medianoche George se levanta y observa como su mujer Kathy levita a
treinta centímetros de la cama. Trata de agarrarla y ve como su rostro se ha envejecido
decenas de años. Aparece arrugada y con el pelo blanco. Finalmente, deja de levitar y
vuelve a su estado normal.

10 de enero: Los vidrios de diez ventanas estallan, las puertas del segundo y tercer
piso se abren. Los Lutz empiezan a buscar una solución.

11 de enero: Varias personas que habían acudido a la vivienda para estudiar los
fenómenos se quedan atrapadas por una fuerte tormenta. La temperatura del interior
de la casa, salvo en una habitación, asciende en pocos minutos de 20 a 33 grados
centígrados. La atmósfera era irrespirable.

7 de la mañana del 14 de enero: La furgoneta de los Lutz deja atrás el jardín de su
precioso casa al estilo holandés de tres pisos. Jamás volverán. Atrás quedaba el miedo
y el misterio.

Extraido de www.mundomisterioso.com

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