La Muerte y los muertos en el México antiguo
Por Daniel Reyes
Hablar sobre el misterio de la muerte y el
mas allá en el México antiguo, era algo que constantemente se hacía.
Representada en códices, murales, dinteles, templos, esculturas, continuamente
se colocaba el símbolo de la muerte, quizá como algo reflexivo, ya que la vida
del ser humano en aquella época, era muy corta –su esperanza de vida promedio
era de 45 años- por lo que pretendían no olvidarla y los artistas se encargaban
constantemente de simbolizarla, para cuando alguna persona se enfrentara a
ella, no tuviera temor.
En una de las páginas del Códice Borgia,
se encuentra una representación de la muerte y a sus espaldas, el símbolo de la vida, como para que no olvidemos que
con la muerte hay un renacer.
Página del Códice Borgia donde la vida y la muerte se encuentran
En el inconsciente colectivo del mexicano del siglo XXI aún se conserva el culto, venerado ahora bajo el nombre de la Santa Muerte. Pero con un detalle muy singular, aquel que solicite el favor, debe estar dispuesto a pagarlo hasta con su propia vida. A sabiendas de esto, muchos se dejan arrastrar por sus deseos más bajos e imploran su favor, conscientes del precio.
Innumerables son las leyendas que se pueden escuchar todavía en los pueblos
de México sobre espíritus, fantasmas, relatos del más allá que asombran hasta al más escéptico de los mortales. Aún se conservan tradiciones de sus ancestros
muy similares a la que practicaban los iberos, como el de no maltratar a los perros porque
acompañarían al alma en el más allá y
quienes guiarían el alma de la persona que había fallecido hasta un
lugar de tranquilidad. A la gente que
fallecía le enterraban con su perro. Cuentan los relatos, que los perros al ya
no tener a su amo, se dejaban morir, para poder acompañarlo en su gran viaje.
En las festividades de los pueblos de México, todavía se
entremezclan la tradición de sus antepasados con las festividades religiosas
actuales y en ellas se observa a través
de la danza, algunos pasajes de libros sagrados como el popol vuh o la tira de los muertos. En ella, el alma pasa el río de la muerte o
realiza un combate contra personajes siniestros que simbolizan todos sus
temores. Una muestra de esto puede ser encontrado aún en la fiesta de Citlala,
cerca de Chilapa.
La Catrina, tal como la dibujara Guadalupe Posada
Así es la muerte en México, ha inundado su folklore y su cultura, por donde se ande, se verá alguna representación de la Catrina, como la representara José Guadalupe Posada, ilustrador y dibujante mexicano que la utilizó para representar con originalidad el espíritu, la vida cotidiana, las creencias religiosas y la magia del mexicano en compañía de la muerte.
Relatos
de Bernardino de Sahagún:
No son pocos los relatos con los que se encontró este fraile a su
llegada a México, en su libro Historia General de la Nueva España
relata en forma sintética las experiencias de apariciones que tenían los
habitantes de la ciudad de México. Algunos comentan con lujo de detalle su
experiencia, conociendo de antemano que eran ilusiones de una divinidad que
ellos llamaban Tezcatlipoca.
Conozcamos algunos relatos: Son
varias las personas que al caminar por las calles oscuras de lo que era Tenochtitlan, comentaban que se
encontraban con algún fantasma en forma de bulto, ya que no tenían pies ni cabeza, se desplazaba
por el suelo dando gemidos lúgubres, que
ponían los cabellos de punta.
Lo tomaban como mal presagio, teniendo la
creencia de que habrían de morir pronto, ya sea de una enfermedad, en algún
viaje o que un infortunio se acercaba. Si era alguna persona temerosa al verlo
echaban a correr y perdían el espíritu, -decían ellos-, ya que era tal
la impresión que moría a los pocos días. Algunos osados, -relata el monje en su
libro-, seguían al fantasma hasta atraparlo para que les diera riqueza.
Había otras apariciones como la de una
mujer de baja estatura, con los cabellos largos hasta la cintura y que podía
aparecer en cualquier lugar, generaba gran temor, ya que también se consideraba
de mala suerte, porque quien la veía pensaba que pronto habría de morir. Ese
espectro se veía en muchos de los pueblos del valle de México y no había ningún
remedio más que hacerle frente.
Otro relato que podemos encontrar
dentro del mundo indígena antiguo y actual, y que resulta demasiado lúgubre, es
el de una aparición en forma de
esqueleto, que se dejaba ver en las noches oscuras a los peregrinos que cruzaban
los caminos que había entre las ciudades. Este esqueleto se aparecía de repente
a las personas por la parte de atrás, causando gran terror. En el sureste de
México a inicios del siglo XX, todavía había gente que decía haberlas visto y
comentaba que se metía a las casas para causar daños a los dueños del lugar.
Además de asustarla, le absorbía su energía llegando a enfermar.
Algunas personas que llegaron a verla comentan que al volar desprende un líquido que quema las plantas. Muchos dicen
que son personas malvadas que realizan un hechizo dentro de los bosques,
diciéndole a su cuerpo ¡Bájate carne! hasta lograrlo y dedicarse a hacer el
mal, otros que es una aparición del mal.
Comentan también que no hay forma de
escaparse de ella, más que el valor que uno tenga de enfrentarlas y conjurarlas
en el nombre de Jesús.
Hay un relato más, pero este ya no
pertenece al libro, sino lo escuche al preguntarle a unas personas en un
poblado de Chiapas sobre sus leyendas,
me comentaron que en ese lugar hasta hace unos 20 años atrás, veían en las noches
oscuras una cabeza que volaba por los caminos,
que a veces se metía en las casas para hacer algún mal, asustando y
quitando la vitalidad de algún habitante de la casa, le llamaban Copak Zoka, y
las personas que la vieron comentan que era la cabeza de una mujer muy malvada.
El único detalle,- decían- es que no estaba muerta, sino viva, y para hacer
esto, se metía en una cueva donde recitaba algunos conjuros hasta que se
desprendía la cabeza de su cuerpo y lograba volar por el aire.
Estos y muchos relatos más pueden
encontrarse en el México de hoy, relatos tan fascinantes que provocan estupor a
cualquiera. Pero quizá en otra ocasión podamos platicar sobre ellos.
Escríbenos si tienes algún relato
que contarnos a danielreyesr@gmail.com,
o haznos llegar tus dudas o comentarios.
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