La Última Puerta
Por Miguel Angel Pertierra
“Son las tres de la mañana, cuando suena mi busca con un repiqueteo muy especial en la habitación de la cuarta planta del Hospital. Significa que me requieren con toda la prontitud posible en algún lugar. Miro el pequeño aparato cuadrangular, no más grande que una cajetilla de tabaco y efectivamente, un texto en la pantalla de cuarzo líquido que dice:" Acuda urgente a quirófano".
Como si un resorte se hubiese establecido, pego un bote de la cama, calzo mis zuecos que se encuentran al pie de la misma, me pongo la bata blanca sobre mi pijama verde hospitalario y raudo me dirijo al área de ascensores, que a esa hora, está totalmente desierta. Aprieto, los botones de todos ellos y enseguida se abren las puertas metálicas de uno, pulso el botón del área de urgencias y visto y no visto, estoy entrando por la puerta del quirófano.
Me encuentro un panorama preocupante, múltiples personas con pijamas verdes alrededor de un ser que se encuentra tumbado y que emana sangre de forma profusa del área facial, totalmente inerte. Con varios goteros con sus agujas correspondientes, enclavados en sus venas de las flexuras de los brazos, manando rápidamente microgotas de fluidos que procurarán estabilizarlo, cables de electrocardiogramas, múltiples monitorizaciones y el grupo de anestesista que intentan por todos los motivos que la cantidad de oxigeno que llega a su sangre sea la suficiente para que no se produzca el óbito del afecto.”
Como si un resorte se hubiese establecido, pego un bote de la cama, calzo mis zuecos que se encuentran al pie de la misma, me pongo la bata blanca sobre mi pijama verde hospitalario y raudo me dirijo al área de ascensores, que a esa hora, está totalmente desierta. Aprieto, los botones de todos ellos y enseguida se abren las puertas metálicas de uno, pulso el botón del área de urgencias y visto y no visto, estoy entrando por la puerta del quirófano.
Me encuentro un panorama preocupante, múltiples personas con pijamas verdes alrededor de un ser que se encuentra tumbado y que emana sangre de forma profusa del área facial, totalmente inerte. Con varios goteros con sus agujas correspondientes, enclavados en sus venas de las flexuras de los brazos, manando rápidamente microgotas de fluidos que procurarán estabilizarlo, cables de electrocardiogramas, múltiples monitorizaciones y el grupo de anestesista que intentan por todos los motivos que la cantidad de oxigeno que llega a su sangre sea la suficiente para que no se produzca el óbito del afecto.”
Así comienza mi libro “La Última Puerta”, un compendio de experiencias, casos e investigaciones de muchos años, donde lo primordial siempre han sido las personas.
Causalidad o casualidad, este es el eterno dilema que confluye en la dualidad humana. Cuando comienzan a llegarte casos de personas que han experimentado lo que ha venido en llamarse E.C.M. (Experiencias Cercanas a la Muerte), te das cuenta que son muchos los patrones pero con un hilo conductor común. Hay algo, que todavía no sabemos explicar y que acontece durante ese tránsito sutil que hay entre la vida y la muerte.
No son cuestiones de moda, ni de creencias, ni de corrientes religiosas, sino que se trata de experiencias vividas y vívidas que las personas que lo han tenido lo relatan como una realidad inherente al estado en el que se encontraban. Es más yo diría que se trata de medicina basada en la evidencia en la que aún no tenemos las respuestas sobre las mismas.
A pesar de que científicos han intentado explicar lo que sucede en las mismas, hay que reconocer que solamente están advirtiendo la punta de un iceberg del que todavía no tenemos una explicación plausible.
Debido a las ECM la persona, de una forma u otra dan un giro a su vida, unos de una forma más ostensible y otros de una manera menos manifiesta, al menos aparentemente, pero en ninguno de los casos deja impasible.
El ánimo de este libro es transmitir una realidad que se presenta todos los días, a lo largo de toda la historia de la humanidad y en todas las culturas, mediante las investigaciones de múltiples casos, en la mayoría en el ámbito hospitalario.
No diría que sea sólo un libro para leer, sino para conocer que existe una realidad, que todavía no somos capaces de explicar, pero que podría suponer el descubrimiento de los descubrimientos, lo que ocurre después que cuerpo fallezca.
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