El mito de la ciudad Blanca

En Honduras, una leyenda da cuenta de la llamada 'Ciudad Blanca', de orígenes milenarios, que fue descubierta por unos españoles que se perdieron explorando la selva. Otras versiones apuntan a que la etnia pech ,(que habita el territorio de Honduras desde hace al menos 500 años), creía en la existencia de una "Ciudad Blanca", que habría sido edificada por los dioses. También hablaban de una "casa blanca", que estaba compuesta de gigantes columnas de piedra blanca tallada. 





El 3 de setiembre de 1526, Hernán Cortés escribía sus impresiones de América, al Emperador Carlos V. En esa misiva, más tarde conocida como Carta de Relación Nº 5, el conquistador hacía alusión a la existencia de una ciudad desconocida, y de la cual decía: 

Por otra parte dolíame el ánima dejar aquella tierra en el estado y coyuntura que la dejaba, porque era perderse totalmente; y tengo por muy cierto que en ella vuestra majestad ha de ser muy servido y que ha de ser otra Culúa, porque tengo noticia de muy grandes y ricas provincias, y de grandes señores en ellas, de mucha manera y servicio, en especial de una que llaman Hueitapalan, y en otra lengua Xucutaco, que ha seis años que tengo noticia de ella, y por todo este camino he venido en su rastro, y tuve por nueva muy cierta que está ocho o diez jornadas de aquella villa de Trujillo, que pueden ser cincuenta o sesenta leguas. Y de ésta hay tan grandes nuevas, que es cosa de admiración lo que de ella se dice, que aunque falten los dos tercios, hace mucha ventaja a esta de México en riqueza, e iguálale en grandeza de pueblos y multitud de gente y policía de ella. Estando en esta perplejidad, consideré que ninguna cosa puede ser bien hecha ni guiada si no es por mano del Hacedor y Movedor de todas, e hice decir misas y hacer procesiones y otros sacrificios, suplicando a Dios me encaminase en aquello en que él más se sirviese”.

Según los datos recogidos por distintas fuentes, los indígenas denominaban a ese sitio como Xucutaco, (en Nahuat), y Hueitapalan, (en maya), y Cortés renunció a ir debido a lo impenetrable de la selva.


La Ciudad Blanca se cree que fue abandonada por sus habitantes hacia mediados del siglo XVI, sin que se sepa con certeza las razones.
Casas derrumbadas con paredes de piedra y techos de madera, montículos que otrora fueran viviendas, una fábrica de piedras de moler, un alto y grueso muro y un camino de piedras, miles de pequeñas figuras indígenas, una mesa de juego que presenciaban los reyes y tumbas de caciques y de personajes importantes que eran enterrados con collares de jade y otros objetos, son algunos de los vestigios de esta cultura indígena.
Para los “chanes” o guías estos son algunos de los restos de la Legendaria Ciudad Blanca.
Supuestamente era una espectacular fortificación construida en piedra en medio de las peligrosas selvas de la Mosquitia, en Honduras. Las noticias de esa ciudad perdida se remontan a las observaciones que hiciera en 1544 el obispo de Honduras, Cristobal de Pedraza.

Sin duda el hecho que más popularidad otorgó al enigma de Ciudad Blanca fue la publicación del libro “The City of the Monkey God”, obra del explorador norteamericano Theodore Morde, quien aseguró haber estado en el enclave secreto pudiendo ver en él pirámides y extrañas estatuas, entre ellas la de un “Mono”, por ello el nombre del libro erigidas sobre solitarias arenas blancas. 



Morde guardaría celosamente la ubicación exacta de su descubrimiento con la intención de volver más tarde a Ciudad Blanca con una expedición oficial guiada por él mismo, con la condición de ser él quien supervisara todo para que ningún “saqueador de tesoros” se haga un festín. 
No obstante, el explorador no se imaginaba que la muerte le sorprendería a mitad de sus proyectos. Morde sería misteriosamente atropellado por un automóvil mientras caminaba en los alrededores del Instituto Británico, entidad que, paradójicamente, lo iba a financiar en aquella nueva y ambiciosa expedición a Ciudad Blanca. 
Se habló entonces de conspiración y se dijo incluso que el propio Morde era un agente infiltrado de la CIA que no debió anunciar su hallazgo de 1939. Como fuere, luego de su muerte, el Instituto Británico llevó a cabo sin Morde las expediciones a la Mosquitia. Pero todas fracasaron. ¿Qué buscaban realmente? 


Algunas tradiciones ya señalaban a Ciudad Blanca como el lugar secreto de donde salió el mismísimo Kukulkán, el misterioso hombre barbado que guió a los olmecas y a los mayas, y que no pocos estudiosos asocian al Quetzalcoatl de los Aztecas. ¿Será posible? 

Los indios Pech recuerdan que Ciudad Blanca fue creada por el relámpago y el trueno bajo el poder sobrenatural de su dios Wata. En esa presunta ciudad sagrada, dicen, se habrían depositado piedras enormes en donde se tallaron figuras de animales y seres humanos a escala natural, muy similar al panorama que nos hubiese mostrado hace 500 años el templo inca del Qoricancha, en el Cusco, con sus relucientes estatuas de oro puro. La similitud de esta descripción con la imagen que ofrecía el templo solar Inca en Cusco es como mínimo sospechosa. ¿Hubo alguna conexión entre Ciudad Blanca y antiguas culturas sudamericanas? Suena alucinante e improbable. Sin embargo, los más ancianos de la estirpe Pech cuenta lo siguiente: 

Hace unos 500 años llegaron a la Mosquitia, al área del Rió Plátano, unos 6000 colonos, provenientes según nos han dicho de lugares de lo que hoy conocemos como Sudamérica. La primera colonia fue fundada en un lugar que nosotros llamamos Chilmeca, localizada cerca de CASA BLANCA. Nuestros mayores nos relatan que ellos nacieron y crecieron en una ciudad labrada en piedras blancas y que por eso le llamaban casa blanca”.

Los indios prosiguen el relato afirmando que Ciudad Blanca habría perdido el camino, y por ello los “dioses” castigaron a sus habitantes con sequías, plagas y pestes. Dicen que es un lugar prohibido al que “no se debe llegar”. Además, afirman que Ciudad Blanca habría sido edificada por seres cósmicos para ser el enclave sagrado de los Patatahua, los antepasados primitivos de los propios indios Pech. Pero pese a todo ello la ciudad fue abandonada luego del castigo divino, y presuntamente sigue allí, enterrada en las selvas de Honduras. 

Hoy día los arqueólogos creen haber encontrado este misterioso lugar.

El hallazgo arqueológico se hizo por científicos, tras estudios de filmación y levantamiento topográfico del subsuelo del área conocida como “Ciudad Perdida o Ciudad Blanca”, con la técnica de detección aérea de luz y medidas de rangos.

Será cuestión de tiempo desentrañar todos los secretos de este lugar y confirmar o no la existencia de este enigmático lugar que ayudaría a resolver muchos enigmas sobre las tribus más importantes de centroamérica.


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