INVENTANDO LA RUEDA - Guerra y paz en nuestros genes?
Desde los
tiempos de Freud (1856 - 1939) la psicología ha querido ver al ser humano como
un producto del medio ambiente en el que vive: un niño nace como tabula rasa y
luego se forma por sus experiencias (principalmente por sus traumas). Éste es
el punto de vista dominante, a pesar de que durante los últimos 20 - 30 años
los genetistas han estado sugiriendo que los genes tienen un efecto muy importante en nuestra
personalidad.
Los
primeros estudios genéticos, publicados al principio de nuestro milenio,
encontraron que la conducta violenta está claramente relacionada con ciertos
genes. A continuación, se ha demostrado que la vulnerabilidad a adicciones
tales como drogas, comida, sexo, etc. es de origen genético. Y ahora, gracias a
una población aislada de chimpancés bonobo en África central, se ha demostrado
que la tendencia a ser pacífico también tiene un origen genético.
Hace 2
millones de años, una población de chimpancés fue dividida por el río Congo.
Desde entonces, el desarrollo de estos dos grupos ha sido muy diferente. Los
chimpancés de la orilla norte han creado una población marcadamente jerárquica,
lo cual se ve con una dominación del macho más fuerte y con un comportamiento
hiper agresivo en sus relaciones sociales. Por el contrario, la sociedad que se
ha desarrollado en la orilla sur del río Congo, está liderada por una hembra,
muestra una baja dominación y agresividad. Además, se enlazan y relacionan
compartiendo alimentos, juegos y sexo.
Se ha
encontrado que estas diferencias de comportamiento en dichas sociedades de
chimpancés esta relacionada con diferencias genéticas. A pesar de todo, no se
ha contrado el “gen de la paz”. Como muy bien apuntan los investigadores de los
bonobos, “cualquier comportamiento es influenciado por cientos o incluso miles
de genes, no por uno o un puñado de ellos”
Este
hallazgo puede ofrecer una solución a la antigua controversia ética: ¿Es el ser
humano bueno o malo por naturaleza? ¿Hay algunos grupos de personas más
pacíficas que otras? ¿Está la guerra y la paz en nuestros genes?
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Gracias a
Päivi Henttu
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