Historias de diamantes "malditos"
Atribuyen
a las joyas la incidencia de tragedias y catástrofes. Las gemas Hope y Orlov,
así como el Zafiro púrpura de Delhi han adquirido la fama de llevar mala suerte
a quienes los poseen
Las
desgracias que les han sucedido a varios de los diferentes dueños de tres de
las joyas más célebres del mundo parecen verdaderamente extrañas. Los diamantes
Hope y Orlov, así como el Zafiro púrpura de Delhi han adquirido la fama de
llevar muy mala suerte a quienes los poseen.
Los sitios
de Internet Toptenz.net, Squidoo.com y Zumacaya.com los colocan dentro de sus
listas de "gemas malditas". Conoce las historias por las que
estas joyas han adquirido tan mala reputación.
Diamante Hope.
Este
diamante de color azul marino tiene un peso estimado de 45.52 quilates y
proviene de India. De acuerdo a la leyenda, fue tallado por una antigua deidad
del sol y fue robado del ojo de un ídolo esculpido en honor a la diosa hindú
Sītā. El primer poseedor de la joya fue Jean-Baptiste Tavernier, quien cayó en
quiebra después de venderla. Entonces, huyó a Rusia, donde su cuerpo sin vida
fue encontrado totalmente helado y agredido por alimañas.
Luis XIV,
rey de Francia, fue su siguiente poseedor. Él tuvo una amante, la madame
de Montespan, quien le pidió como obsequio el diamante. Poco después, ella cayó
en desgracia y murió olvidada en 1707. Ocho años después, el rey exhibió la
joya ante el embajador de Persia. Meses después, murió de forma inesperada.
En 1774,
María Antonieta, esposa del rey Luis XVI de Francia, decidió portar el
diamante, que no había sido usado en 60 años, y prestárselo a la princesa de
Lamballe. María Antonieta, su esposo y la princesa murieron guillotinados
varios años más tarde. El diamante pasó a manos privadas durante la revolución
francesa y fue cortado en dos.
La primera
pieza fue adquirida por Carlos Federico Guillermo, duque de Brunswick, quien,
más tarde, cayó en quiebra. La segunda pieza fue conservada por el
coleccionista holandés Wilhelm Fals, quien murió poco después de que su hijo le
robara el diamante. El hijo se suicidó tiempo después del deceso de su padre.
Años
después, la joya llegó a las manos del rey Jorge IV de Inglaterra, quien
la incrustó en su corona y falleció a la postre. El siguiente poseedor del
diamante fue el príncipe Iván Kanitowski, quien le obsequió el diamante a una vedette
a quien asesinaron días después.
Los
últimos propietarios de la joya, el griego Simón Montarides, Abdul Hamid II y
la familia MacLean, también tuvieron muertes trágicas, la mayoría de ellas
atribuidas al uso del diamante Hope. Desde 1958, éste es una de las joyas más
visitadas del Museo Smithsoniano de Historia Natural.
Listado de adquirentes
- Jean-Baptiste Tavernier (1689): muerto de frío y medio devorado por las alimañas.
- Nicolás Fouquet (1680): en prisión.
- Luis XIV (1715); gangrena.
- Princesa de Lamballe (1792): linchada.
- Luis XVI y María Antonieta (1793); decapitados en la Revolución francesa.
- Catalina la Grande (1796): apoplejía/infarto.
- Wilhelm Fals; asesinado por su hijo Hendrik.
- Hendrik Fals (1830): suicidio.
- Jorge IV (1830): locura.
- Francis Beaulieu: hambre.
- Henry Philip Hope (1839):
- Henry Thomas Hope (1862):
- Jacques Colot (1904): suicidio por problemas mentales.
- Lorens Ladue: asesinada por su amante Iván Kanitowski.
- Príncipe Iván Kanitowski: asesinado por revolucionarios.
- Subaya Hamid (1908): asesinada por su esposo:
- Abdul Hamid II: depuesto en 1909 por la sublevación militar de los Jóvenes Turcos.
- Simón Montarides y familia: su carruaje cayó por un precipicio.
- Vincent McLean (1938): atropellado.
- Ned McLean (1941): locura.
- Elizabeth McLean (1946): sobredosis.
- Evalyn Walsh McLean (1947): morfinomanía
- Harry Winston (1978): ataque de corazón.
Diamante Orlov Negro.
También
conocido como "El Ojo de Brahama", fue sustraído de un ojo de la
estatua de un Buda por un soldado francés, quien murió trágicamente al poco
tiempo. Llegó a las manos del zar Orlov, quien se lo regaló a la zarina
Catalina II. Durante años, la joya permaneció en posesión de la realeza rusa, hasta
que vino la revolución de 1917.
En 1932,
el empresario de diamantes de Nueva York, J. W. Paris importó esta gema a
Estados Unidos. Murió al poco tiempo, tras arrojarse por la ventana de un
rascacielos. Quince años después, las princesas rusas Nadia Vygein-Orlov y
Leonila Galitsine-Bariatinsky, que habían sido dueñas de ese diamante, también
murieron por suicidios.
Después de
estos acontecimientos, el diamante fue cortado en tres partes y comprado por
coleccionistas privados, que hasta el momento parecen haber evadido la mala
suerte.
Zafiro púrpura de Delhi.
Su
principal y último poseedor, Edward Heron-Allen, un científico amigo del
escritor Oscar Wilde, expresó acerca de esta gema: "Está doblemente
maldita y se tiñe con la sangre y la deshonra de todos los que la han
poseído". Llegado a sus manos de parte de un soldado bengalí, el zafiro le
causó problemas desde el día que lo adquirió.
Él regaló
la joya en dos ocasiones, ambas a amigos quienes sufrieron de pésima fortuna
mientras la tuvieron consigo. Así que Heron-Allen la tiró a un río, pero la
gema le fue devuelta tres meses después por un joyero que la había encontrado
en el drenaje. Entonces, el científico decidió encerrarla en una caja fuerte
enclaustrada dentro de otras siete cajas que tenían dentro de ellas decenas de
amuletos para la buena suerte.
Después de
la muerte de Heron-Allen, en 1943, este zafiro pasó a ser propiedad del Mueso
de historia natural de Londres, Inglaterra. Ahí permanece desde esa fecha.
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