IG Farben



Entre 1933 y 1945 la explotación de los obreros alemanes voluntarios, forzados o esclavos y el monopolio químico tenía un nombre: IG Farben. Después de la derrota alemana las potencias victoriosas acabaron con el trust. Así nacieron BASF, Hoechst o Bayer, pero IG Farben siguio existiendo hasta ayer.
El 9 de noviembre del 2003, el antiguo consorcio IG Farben, una especie de INI o SEPI germana, se declaró insolvente, pero ese hecho no significa que vaya a desaparecer de forma inmediata: sus acciones siguen siendo objeto de especulación en los corros bursátiles.
La historia de la IG Farben se lee como el historial de un criminal. Fundada en 1925 por las mayores empresas alemanas de química, la IG Farben se convirtió en un importante actor en la política alemana de entreguerras. Fue el mayor agente financiero del partido nazi que lideraba Adolf Hitler. Cuando el "Führer" llegó al poder los grandes dirigentes de la IG Farben le aseguraron que habían solucionado el problema de la falta de petróleo: la fabricación de gasolina artificial.
Gracias a los ingenieros y técnicos de la IG Farben, Hitler pudo empezar su guerra por el "espacio vital" en Europa. Los estrategas del trust tenían pensando hacerse con los mercados siguiendo a la victoriosa "Wehrmacht". Facilitaron informaciones sensibles al Comando Supremo y colocaron a agentes en sus sucursales. En los campos de concentración se aprovecharon del "material humano". Las SS les alquilaron entre 50.000 y 400.000 obreros a un precio especial. La rama farmacéutica de la IG Farben pudo experimentar sus medicamentos en los presos. En los campos de exterminio el monopolio hizo realmente un muy buen negocio: a través de empresa Degesch vendió a las SS el gas Zyklon B que fue utilizado para matar a miles de personas de una manera industrial: eficaz, barato y más "limpio" que las ejecuciones. Las nefastas consecuencias de la aplicación de ese gas han llegado hasta nuestros días.
Ante este fondo no extraña que la cúpula de la IG Farben se sintiera en el banco de los acusados en uno de los procesos posteriores al de Nuremberg. Pero casi todos salieron absueltos o no tuvieron que cumplir la pena impuesta. A mediados de los 50 los grandes de la IG Farben se habían resocializado en las direcciones de Bayer, BASF y Hoechst, productos de la disolución del trust. Un tema oscuro siguen siendo las relaciones de la IG con empresas estadounidenses, las cuales no cesaron durante la guerra.
Otro misterio está vinculado al archivo de la empresa que desapareció en 1945 sin dejar huella alguna. En 1988 el servicio secreto de la RDA inició una operación para encontrar un "bunker" con el archivo. En vano. Hasta hoy en día no se sabe cuántas y qué firmas pertenecieron al entramado internacional de la IG.
Aunque la IG Farben fue desmantelada, no dejó de existir. En la bolsa se podían comprar y vender sus acciones, que se convirtieron en un objeto de especulación. La empresa, que oficialmente se disolvió, poseía innumerables inmuebles en la RDA y en otros lugares del continente. En un momento u otro la IG Farben podría haber resurgido como el fénix, con ello calcularon los aventureros financieros y se vieron afirmados tras la Caída del Muro y la anexión de la RDA a la Alemania occidental. Estas expectativas recibieron un fuerte revés, cuando a mediados de los 90 estalló de lleno el debate sobre la indemnización de los trabajadores forzados y esclavos. Los pocos supervivientes se quedaron sin indemnización alguna, porque la empresa se declaró insolvente y su fundación no ha recibido los 1,5 millones de euros, tal y como fue acordado en 1999 para ese objetivo.
La bancarrota tuvo, lugar porque no se realizó la venta de ciertos inmuebles. En el año 2003 la empresa debía 28 millones de euros a determinados bancos. El gerente de la Federación de los Accionistas Críticos, Henry Mathews, tiene sus dudas: "¿Por qué se renovaron a lo grande los inmuebles que ahora resultan invendibles?" Mathews ha observado también una extraña venta de acciones hasta las cuatro de la tarde del pasado día 9 de noviembre, hora cuando en la que se dio a conocer la insolvencia del consorcio IG Farben.
Pero su historia y la especulación siguen. El 16 de noviembre del 2003, los accionistas de la IG Farben decidieron querellarse contra el banco suizo UBS, para exigir una indemnización de 2,2 mil millones de euros por la compra supuestamente ilegal de una empresa que formaba parte del antiguo trust germano.


El juicio y la sentencia final de Nuremberg revelaron que el cartel energético, químico-farmaceútico IG FARBEN (Bayer, Hasf, Hoechst ), la multinacional más importante de la época en su sector, planificó y apoyó directamente el ascenso de Hitler, y la invasión de Alemania a otros países, la construcción de campos de concentración y la muerte directa e indirecta de milliones de personas. Abajo os he copiado uno de miles de documentos que pueden consultarse online: la orden de transferencia de 400.000 marcos al partido nazi firmada por un CEO de IG FARBEN.

Como dijo en su día un senador americano Hitler was Farben and Farben was Hitler! Este poderoso cartel fue creado a principios de siglo XX con dinero americano. En 1939 con inversiones de Wall Street se convirtió en la multinacional química más importante de mundo. Farben era directarmente controlada por los Rothshilds a través de su hombre de confianza Paul Warburg.


Farben pretendía que Hitller fuera autosuficiente en todo lo que necesitaba para la guerra, petróleo, aceites, explosivos, gomas, químicos…Farben se convirtió realmente en un estado muy poderoso dentro de otro estado. Uno de sus mayores obstáculos en principio era que el abastecieminto de petróleo se realizaba en Alemania por medio de importaciones en un 85% de manera que Farben firmó un acuerdo con Rockefeller para tener abastecimiento permanente de petróleo durante toda la contienda. De esta forma el dinero de Hittler llegaba de esta red empresarial y financiera entre Alemania y Estados Unidos (intereses de Rockefeller, Wall Street, etc). La historia de Bayer (dentro de IG FARBEN) a quien todos conoceis por la aspirina es muy curiosa: nace en el siglo XIX y cuenta en su historial con perlas tales como que fue la empresa que introdujo la heroína en el mercado de consumo (para ser sustituto de la morfina que producía adicción, ironías del destino…) y de la metadona (a la que Bayer llamó Dolphine en honor a Adolf Hitller), está presente en todos los países del mundo y fabrica pesticidas, PVC, transgénicos, plaguicidas (Los plaguicidas o agroquímicos son sustancias químicas o mezclas de sustancias, destinadas a matar, repeler, atraer, regular o interrumpir el crecimiento de seres vivos considerados plagas) y miles de medicamentos.

No hay político ni gobierno que se escape a su influencia, los documentos, muestran que la IG Farben construyó, entre otros, el campo de concentración de Auschwitz a la vez que su propia planta química de una extensión de 6000 campos de futbol (a pocos km de allí) y que ambas construcciones fueron financiadas con dinero del Deutsche Bank (ambas costaron cerca de 10 mil millones de dolares en el dinero de hoy, está claro que no repararon en gastos). Por supuesto en la construcción de la planta química trabajaron detenidos de los campos de concentración que tenían cercano en Auschwitz.

También en el juicio se probó que cuando los trabajadores de la planta química de FARBEN estaban enfermos por más de 2 semanas eran llevados al campo de concentración de Auschwitz y consecuentemente gaseados.

Otro dato escalofriante: aunque se nos ha dicho por activa y pasiva que los experimentos humanos llevados a cabo en aquellos campos de muerte eran para satisfacer la naturaleza aparentemente sádica de los nazis, los documentos revelan que los experimentos médicos mortales llevados a cabo eran contratados (hay facturas que así lo demuestran!) por las divisiones farmacéuticas de Bayer y Hoechst, que de ese modo testaban sus productos químicos patentados antes no probados en humanos. El Tribunal concluyó que más del 50% de los humanos que tomaban parte en ellos morían. Los materiales para gasear a los supervivientes los proporcionaban estas empresas. Más de 2 millones de personas murieron sólo en Auschwitz. Entre las 24 personas condenadas en Nuremberg por crímenes a la humanidad estaban el CEO y directivos top de IG Farben. Fueron acusados de genocidio, esclavitud y otros crímenes contra la humanidad.

El juicio determinó que el objetivo del cartel farmaquímico y energético era dominar el mundo entero por medio de su emporio económico. También conviene recordar que, tal y como publicó en su momento Cambio 16, (Cambio 16. Número 681. 17-24 de diciembre de 1984) la multinacional Bayer con su producto Nemacur, un producto empleado en la agricultura para matar gusanos fue, y no la colza, el causante del llamado síndrome tóxico.

Bayer y BMW, en la mira por su pasado nazi

Un grupo de estudiantes de la Universidad de Tel Aviv, en conjunto con estudiantes judíos de los EE.UU., abrirá una base de datos para emitir un documento que esclarezca la real participación e involucramiento de empresas alemanas con la maquinaria de exterminio nazi.
En el libro "Economía de Guerra y Trabajo Forzado" de Constanze Werner se describe el proceso a través del cual la BMW se fue involucrando cada vez más con el régimen nazi y sus crímenes, hasta el punto de, deliberadamente, emplear prisioneros de campos de concentración y otros grupos humanos para realizar trabajos forzados" comenta Werner.
Se estima que entre ocho y doce millones de judíos, roma, polacos y gente de otras nacionalidades y religiones fueron forzados a trabajar bajo condiciones inhumanas en la industria alemana durante el régimen nazi. La agencia responsable de proveer prisioneros para trabajo forzado durante el régimen nazi fue la Oficina Central Económica y Administrativa (EAMO). Su jefe, desde 1944, fue un oficial de la SS llamado Karl Sommer.
Después de la guerra, Sommer fue entrevistado por los norteamericanos sobre sus actividades durante el régimen nazi y, específicamente, sobre las compañías que habían usado esclavos.
Él señaló que a las firmas, luego de cumplir con los requisitos necesarios, se les permitía ir a los campos y elegir los prisioneros que desearan. Incluso, después de ver las horribles condiciones en que vivían los prisioneros -la muerte, inanición, tortura- las empresas elegían personas para explotarlas y conseguir mayores ganancias personales.
En la lista entregada por Sommer, la BMW aparece cuatro veces. En total, dicha empresa automotriz admite haber usado entre 25 y 30 mil prisioneros de guerra y reclusos de campos de concentración como esclavos. El dinero equivalente a los sueldos que esta gente hubiera recibido -calculado en al menos 20 centavos de dólar por hora al tesoro de la SS, el que a su vez servía para financiar la aniquilación de los mismos trabajadores. Otras firmas de la lista de Sommer incluyen a Ford, Krupp, Siemens, Bayer, Porsche y Daimler-Benz (Mercedes), Audi, Siemens, Cámaras Leica y Volkswagen.
Bayer comenzó como una compañía química mucho, conocida como IG Farben. Al igual que Krupp y Siemens, ésta operó en el campo de la muerte de Auschwitz, donde usaba a los prisioneros produciendo goma sintética y aceite. Sin embargo, la más espantosa de las actividades de Bayer, fue la producción del Zyklon B - el veneno usado por los nazis en las cámaras de gas.
Durante los juicios de Nüremberg, 24 ejecutivos de IG Farben fueron acusados y condenados en cinco causas, incluyendo "esclavitud y genocidio". Se estima que entre 25 y 30 mil personas, que trabajaron para Bayer en Auschwitz, murieron allí. Las expectativas de vida de este tipo de empleados eran 3 y medio meses.
Eva Mozes Kor y su hermana melliza Miriam tenían apenas 9 años cuando Josef Mengele les inyectó en Auschwitz, el campo de concentración nazi, una serie de productos químicos supuestamente fabricados por Bayer como parte de los experimentos genéticos que realizó con un total de 1.500 mellizos. Miriam, murió en 1991 de una enfermedad al riñón provocada por aquellos experimentos. Algunos de esos experimentos incluían la inyección de productos químicos tóxicos y gérmenes, conocidos porque provocan determinadas enfermedades, para probar la eficacia de los diversos medicamentos. Según su Miriam Kor, Bayer monitoreaba y supervisaba los experimentos.
El grupo de estudiantes, que lleva a cabo la investigación se propone realizar un documental, y una campaña de esclarecimiento a nivel mundial, para mostrar el pasado siniestro de algunas de las empresas que hoy se han hecho parte de la vida de la mayoría de los habitantes de las urbes más importantes del mundo. El objetivo de los estudiantes sería determinar hasta donde han consolidado un capital a costa de la muerte y despojo de millones de personas
I.G Farben, poderoso complejo químico, fue disuelto por los aliados después de la guerra y su capital fue divido entre Bayer, Hoechst, BASF y otras compañías.

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